La difícil convivencia
Por Ángel Pozo y Christine Sétrin, Biblioteca de Vila-real (Versión PDF)
A través de esta serie dedicada a las guerras carlistas hemos ido viendo nombres, fechas, lugares y acontecimientos que condicionaron y enrarecieron la convivencia en Vila-real. Tras las guerras llegaría una inquieta paz envuelta en disturbios, represalias, amenazas, desconfianza,… Algunas muestras de esta inestabilidad las hemos ido encontrando ya en las anteriores entradas, basta recordar el episodio de los fusilamientos de Llorens.
Es de entender, entonces, que durante la segunda mitad del XIX tradicionalistas y republicanos se vigilaran de reojo con merecido recelo (1843.09.03 El Corresponsal, pg. 4 ; 1877.06.18 Crónica de Badajoz, pg. 2 ; 1895.05.18 El Correo español, pg. 1), y que las acusaciones de amañamiento y fraude electoral fuesen saltando de un bando a otro (1846.12.08 El Clamor público, pg. 1 ; 1849.11.14 El Heraldo, pg. 4 ; 1851.03.05 El Observador, pg. 2 ; 1854.09.14 El Clamor público, pg. 2 ; 1858.09.01 La Discusión, pg. 2 ; 1893.02.06 El Heraldo de Madrid, pg. 3 ; 1893.02.25 La Época, pp. 2 y 3 ; 1893.03.05 La Época, pg. 2 ; 1893.03.07 El Liberal navarro, pg. 3).
No entraremos a detallar las consecuencias de aquella inestabilidad política y social porque daría para otro dossier, pero una anécdota nos servirá de ejemplo: en 1896 se clausura la sede tradicionalista por abuchear a la comitiva municipal, republicana por aquel entonces (1896.05.23 El Aralara, pg. 2). Recordemos no en vano que fueron aquellos los años en los que cada bando se divertía rebautizando nuestro pueblo como Villasanta o Villa republicana.
Por otra parte, y simplificando mucho, entre los propios tradicionalistas se crean dos bandos enfrentados, algo que perjudicaba las aspiraciones del recién creado Partido Carlista. En este tono hemos de interpretar la carta abierta que el vila-realense Andrés Font de Mora, “tradicionalista de carrasca”, escribió en el diario La Lealtad, órgano oficial del carlismo (1881.05.31 La Lealtad, pg. 1), o la circunstancia de que socios del Círculo Católico de Vila-real se dieran de baja por no atender a su petición de cambiarle el nombre por Círculo Carlista (1895.11.24 El Clamor de Castellón, pg. 4). El hecho de que los carlistas se adueñaran en exclusividad del fervor religioso no terminaba de caer en gracia a los católicos del pueblo. Así, por ejemplo, mientras que El Correo español, periódico tradicionalista, se vanagloria del éxito que el carlismo obtiene con la extraordinaria peregrinación organizada en 1899, El Estandarte católico le responde señalando que la peregrinación no fue carlista, sino cristiana (1899.05.22 El Correo español, pg. 1 ; 1899.05.29 El Estandarte católico, pg. 1). Son pequeñas diferencias que irán minando la unidad del carlismo y que, como veremos más adelante, se agravarán en la primera década de siglo, con acusaciones de fraude y despotismo.

Quizá con el ánimo de avivar la causa, los actos organizados por el bando tradicionalista se multiplicaron a finales del s. XIX: visita de las máximas autoridades carlistas (1890.04.10 El Día, pg. 2 ; 1890.04.10 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1890.04.10 La Monarquía, pg. 3 ; 1890.04.11 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1890.04.11 La Época, pg. 1), honras fúnebres en honor de Margarita de Borbón-Parma o de los mártires carlistas (1893.03.14 El Correo español, pg. 2 ; 1897.03.11 El Regional, pg. 3), celebraciones (1896.11.11 El Correo español, pg. 2), obras de caridad (1897.01.31 El Regional, pg. 1 ; 1897.02.01 El Correo español, pg. 1 ; 1897.02.07 La Tradición, pg. 2 ; 1897.02.07 El Norte, pg. 2), y veladas culturales (1897.03.03 El Regional, pg. 2 ; 1897.03.04 El Regional, pg. 1 ; 1897.03.09 El Correo español, pg. 3) lograron que periódicos de toda España hablaran del carlismo en Vila-real para bien o para mal. Vaya por delante un ejemplo de cómo se las gastaban los periódicos liberales a la hora de mofarse del carlismo vila-realense: “El sábado de la anterior semana se corrió por las calles de aquel pueblo un bravo toro. ¿Qué dirán nuestros lectores, sin asombrarse, qué cosa era la moña que se intentó ponerle á la brava res en cuestión? Una gran boina. Afortunadamente, el toro tuvo más juicio que los que discurrieron adornarle con la boina que hizo la anterior campaña carlista, y antes de salir á la calle se desprendió de ella” (1899.09.20 El defensor de Córdoba, pg. 1).
Mofas aparte, a aquella importante actividad social habría que sumarle las mal disimuladas intrigas militares que, ya a finales de siglo, buscaban reorganizar el mando carlista de cara a un posible nuevo levantamiento y tensaban aún más el ya enrarecido ambiente (1897.03.19 El Globo, pg. 2 ; 1897.09.27 El Regional, pg. 2 ; 1897.09.30 La Libertad, pg. 3 ; 1897.10.02 La Publicidad, pg. 1 ; 1898.08.13 La Época, pg. 2 ; 1898.08.21 El Liberal, pg. 1 ; 1898.12.03 El Correo militar, pg. 2 ; 1898.12.06 El Bien público, pg. 2 ; 1898.12.10 La Época, pg. 2 ; 1899.01.22 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1899.01.22 La Opinión, pg. 3 ; 1899.09.21 El Cantábrico, pg. 2 ; 1900.11.03 La Veu de Catalunya, pg. 2 ; 1900.11.04 La Época, pg. 2).
En Dossiers vila-realencs queremos rescatar tres capítulos de aquella historia de rencores y discrepancias, tres episodios que ilustran como pocos la difícil convivencia sostenida tras años de guerras civiles. ¿Los protagonistas? el Sagrado Corazón de Jesús, Blasco Ibáñez y la educación laica.
El pueblo del Corazón de Jesús
El 25 de mayo de 1899, León XIII proclama la consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús a través de la encíclica Annum Sacrum, una devoción que, aunque estaba bien arraigada en nuestro país, como demuestra Mª Antonia Herradón1, se vio fortalecida por la misiva papal.
Ese mismo verano, muchas familias de nuestra provincia (y de España entera) aplaudirán la iniciativa y la celebrarán adornando sus casas con placas de la imagen del Sagrado Corazón. Pero, como decimos, por aquellos años la tensión política entre conservadores y liberales es máxima, y la iniciativa de las placas se lee como una provocación: ya hay vecinos de la republicana Castellón que amenazan, según declaraciones de Manuel Bellido, concejal carlista, con colgar en sus puertas placas alusivas a “los fusilamientos y crímenes cometidos por los clericales en las pasadas guerras civiles. En la parte superior se lee ¡Viva la República! Y en la inferior ¡Abajo los jesuitas!” (1899.07.22 Diario de Castellón, pg. 2). Fue el pistoletazo de salida en un conflicto que durará años. Veamos cómo este asunto de Castellón llega a salpicar a Vila-real.
Ante semejante escenario, el alcalde de la capital ordena que “desaparezcan de las fachadas de los edificios la expresadas inscripciones, figuras, rótulos y cualquier otro signo, sea del carácter que fuere, cuya colocación no haya sido autorizada” (1899.08.02 Diario de Castellón, pg. 1). A nadie se le escapa que ese Sagrado Corazón de Jesús encubre una intención política en la que se intuye la causa carlista (1899.08.04 La Época, pg. 2 ; 1899.08.05 Diario de Castellón, pg. 1 ; 1899.08.12 Diario de Castellón, pp. 1-2 ; 1899.09.24 El Eco de la fusión, pg. 3). Como era de esperar, muchas placas siguen en su sitio una vez expirado el plazo dado, por lo que el Ayuntamiento procede a su retirada, algo que encrespa aún más la situación. Las numerosas revueltas que hubo en Castellón a raíz de la retirada de las placas, donde hubo palos, pedradas, persecuciones y detenidos, se pueden rastrear en la prensa de entonces (1899.08.09 Diario de Castellón, pp. 1-2 ; 1899.08.23 Diario de Castellón, pg. 2). Pero lo que interesa ahora de todo esto es que en Vila-real se decide organizar un “triduo de desagravio en honor al Corazón de Jesús” (1899.08.12 El Imparcial, pg. 2 ; 1899.08.12 El Estandarte católico, pg. 2 ; 1899.08.12 El Estandarte católico, pg. 3 ; 1899.08.17 El Estandarte católico, pg. 3) y ya corren rumores de que la ciudad ha adquirido más de 600 placas como gesto de provocación (1899.08.11 La Época, pg. 3 ; 1899.08.12 La Dinastía, pg. 3 ; 1899.08.12 Diario de Tortosa, pg. 3 ; 1899.08.13 Noticiero salmantino, pg. 3 ; 1899.08.13 Diario del comercio, pg. 2).
En este contexto es fácil comprender que la visita que hiciera Blasco Ibáñez a Castellón con motivo de un mitin se quisiera leer también como un desafío, una provocación más, esta vez de parte del bando republicano (1899.10.27 El Estandarte católico, pp. 1-2). Pero con los disturbios que causó el paso de Blasco Ibáñez por nuestro pueblo nos detendremos más adelante.
Por su parte, los republicanos no dudan en señalar al clero y culparlo en parte de la agitación de esos días (1899.10.19 Las Dominicales del libre pensamiento, pg. 4 ; 1899.10.25 El Correo español, pg. 1). Ya iremos viendo cómo este argumento cala en la población liberal a la hora de defender la educación laica.
Con un ambiente tan crispado, y con la probable intención de prevenir disturbios, nuestro alcalde dicta un bando “prohibiendo desde las nueve de la noche en adelante andar grupos de dos personas para arriba” (1899.11.12 El Papa-Moscas, pg. 2).
Será el 3 de diciembre de aquel agitado 1899 cuando los enfrentamientos por el Sagrado Corazón darán un paso más: el Ayuntamiento de Vila-real, con mayoría carlista, ha decidido en pleno colocar una de aquellas controvertidas placas en la fachada de la casa consistorial, tensando aún más la convivencia en el pueblo (1899.12.04 El Día, pg. 3 ; 1899.12.04 La Correspondencia militar, pg. 3 ; 1899.12.04 El Día de Palencia, pg. 3 ; 1899.12.05 Diario de Córdoba, pg. 3 ; 1899.12.05 El Cantábrico, pg. 3 ; 1899.12.05 Noticiero salmantino, pg. 3 ; 1899.12.05 El Correo español, pg. 3 ; 1899.12.13 El Porvenir de León, pg. 2). El acto se revistió con una comunión general por la mañana, discurso del alcalde y del obispo de Tortosa y una procesión por la tarde (1899.12.05 El Imparcial, pg. 2). Tanta trascendencia adquirió el acto, que hasta el acta del Ayuntamiento saldrá publicada en algún medio tradicionalista (1899.12.14 El Correo español, pg. 2 ; 1899.12.18 El Estandarte católico, pg. 1).
Como era de esperar, no tardaron los liberales en dar su propia réplica, colgando en la fachada de su casino el emblema de la república, con el consiguiente escándalo por parte de tradicionalistas (1899.12.07 El Diario de Murcia, pg. 3 ; 1899.12.07 El Imparcial, pg. 3 ; 1899.12.07 El Regional, pg. 3 ; 1899.12.07 Heraldo de Zamora, pg. 3 ; 1899.12.07 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1899.12.08 El Adelanto, pg. 2 ; 1899.12.08 Noticiero salmantino, pg. 3).
La noticia de los alborotos de Vila-real corrió por toda España: lo mismo se podía leer en un diario de Zamora que en Murcia o Salamanca. El carlismo recalcitrante de Vila-real se consolidaba en el imaginario colectivo. Hasta que el 8 de diciembre los ánimos saltaron por los aires al aparecer en la fachada de la casa de un conocido republicano una placa del Sagrado Corazón invertida. Partidarios de uno y otro bando salieron a la calle con sus banderas y enseñas, el Casino Republicano fue apedreado, tuvo que intervenir la guardia civil y hasta los liberales de Castellón y de Valencia anunciaron su voluntad de ir a Vila-real a defender la causa si hiciera falta. Pues bien, los hechos se recogen en un veintena de periódicos de todo el país, advirtiendo la mayoría de ellos de que la situación era “gravísima” (1899.12.09 El Globo, pg. 2 ; 1899.12.09 El Liberal, pg. 1 ; 1899.12.09 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1899.12.09 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1899.12.09 La Época, pg. 2 ; 1899.12.09 El Defensor de Córdoba, pg. 2 ; 1899.12.09 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1899.12.09 El Imparcial, pg. 1 ; 1899.12.09 El País, pg. 1 ; 1899.12.09 El Regional, pg. 3 ; 1899.12.09 La Correspondencia Alicantina, pg. 3 ; 1899.12.09 La Correspondencia de España, pg. 1 ; 1899.12.09 El Correo español, pg. 3 ; 1899.12.09 Diario de Tortosa, pg. 2 ; 1899.12.09 La Publicidad, pg. 3 ; 1899.12.10 Diario del comercio, pg. 1 ; 1899.12.10 El Cantábrico, pg. 2 ; 1899.12.10 La Dinastía, pg. 3 ; 1899.12.10 La Dinastía, pg. 1 ; 1899.12.11 El Áncora, pg. 3 ; 1899.12.12 Los Debates, pg. 2 ; 1899.12.16 El Áncora, pg. 1 ; 1899.12.17 La Lectura dominical, pg. 9).
El asunto llega hasta el Congreso de los Diputados, donde Fernando Gasset, diputado republicano, pide al Gobierno que tome medidas ante la escalada de violencia que podría desembocar en una nueva guerra civil (1899.12.12 El Imparcial, pg. 1 ; 1899.12.12 La Correspondencia de España, pg. 2 ; 1899.12.12 La Correspondencia de España (ed. noche), pg. 2), a lo que el ministro de gobernación, Eduardo Dato, responde que “si son ciertos los hechos denunciados, no seguirá ejerciendo su cargo el alcalde de Villarreal” (1899.12.13 La Época, pg. 2 ; 1899.12.13 El Globo, pg. 2 ; 1899.12.13 La Dinastía, pg. 3).
Se abre entonces expediente gubernativo a Pascual Ramos Moreno, alcalde de Vila-real, para depurar responsabilidades por la colocación de la placa en el Ayuntamiento (1899.12.17 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1899.12.18 El Adelanto, pg. 2 ; 1899.12.18 El Correo de Cantabria, pg. 3 ; 1899.12.19 La Época, pg. 3 ; 1899.12.20 La Correspondencia de España, pg. 3), expediente que, al parecer, cayó en saco roto (1900.12.30 El País, pg. 2).
La Iglesia, resulta obvio, defiende abiertamente al alcalde (1899.12.30 El Estandarte católico, pg. 1 ; 1900.10.11 Luz católica, pg. 1-2) y, durante el juicio por los altercados de Castellón, organiza actos religiosos para “alcanzar de Dios el triunfo de la causa católica”, actos en los que Vila-real tendrá un peso específico (1900.06.19 El Estandarte católico, pg. 1 ; 1900.09.24 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1900.12.10 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1900.12.10 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1900.12.11 El Liberal, pg. 2 ; 1900.12.12 El Siglo futuro, pp. 1-2). Según la prensa liberal, estas manifestaciones católicas sólo buscan “crear un conflicto de orden público al gobierno con pretexto de la vista de causa en el proceso (…) [de las] placas del Sagrado Corazón en Villarreal” (1900.09.28 El País, pg. 1 ; 1900.09.30 El País, pg. 1). Por su parte, viendo el apoyo que entre los vila-realenses recibía la causa tradicionalista, los diarios conservadores no dudarán en tildar Vila-real como “el primer pueblo de España en la defensa y amor del Corazón de Jesús” (1900.12.12 El Siglo futuro, pp. 1-2), la “Estella del Maestrazgo [sic]” (1901.11.09 La Libertad, pg. 3) o “el pueblo del Corazón de Jesús” (1902.05.11 La Lectura dominical, pg. 11).
Morcillas con la sangre de Blasco Ibáñez
Al parecer, en aquel juicio por las placas de Castellón, “a los héroes [republicanos] de la jornada los defenderían los Sres. Blasco Ibáñez y Blasco Grajales. Pero estaba de por medio la estación de Villarreal que infundía singular respeto a los cabecillas valencianos” (1917.03.03 El Siglo futuro, pg. 1) y al final la defensa cayó en manos de Fernando Gasset. Esta referencia a nuestra estación no es casual, pues recuerda un violento episodio de aquel convulso 1899 que tuvo por protagonista al diputado valenciano y al “ganado carlista”, “los caníbales de (…) esa Zulandia, llamada Villarreal” (1899.10.21 La Publicidad (Ed. Mañana) pg. 1). El suceso está sobradamente estudiado y documentado por Pasqual Mezquita2, pero no podemos dejar pasar este dossier sobre el carlismo en Vila-real sin traerlo a colación.
Empecemos por el principio: en medio de la agitación por el caso de las placas del Corazón de Jesús, El Clamor de Castellón publica unos artículos “donde se despotricaba contra el virtuoso clero [de Vila-real], la Reverenda comunidad de Franciscanos y de los Jesuitas. Insultaban a la mujer católica, diciendo que usan la mantilla y van al templo de Dios, para encubrir su prostitución”. No hemos podido localizar los artículos en cuestión, pero sí otros escritos en protesta a aquellas declaraciones que dan una idea del ambiente agresivo en que se vivía (1899.11.04 Semanario católico, pp. 2-3 ; 1899.10.25 El Correo español, pg. 1).
Como bien señala Pasqual Mezquita, bajo este vaivén de acusaciones subyace una rivalidad política entre Castellón, de mayoría republicana, y Vila-real, de general carlista; rivalidad que estallaría en octubre de aquel 1899, cuando Blasco Ibáñez fue invitado a dar un mitin en la capital, pues los conservadores entendieron aquel gesto como un desafío (1899.11.04 El Estandarte católico, pg. 1). Aunque el motivo central del mitin tenía que ver con el proceso de Montjuich (1899.10.09 El Día, pg. 2 ; 1899.10.09 El Imparcial, pg. 3 ; 1899.10.15 La Publicidad (Ed. Noche), pg. 2 ; 1899.10.19 La Publicidad (Ed. Mañana), pp. 1-2), la sola presencia del diputado republicano, abiertamente anticlerical (1899.10.16 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1899.11.06 El Estandarte católico, pg. 1), bastó para provocar agitación y disturbios, como pasara en Burriana un mes antes (1899.09.16 Diario de Castellón, pg. 1 ; 1899.10.21 El Estandarte católico, pg. 2).

Por mucho que nos esforcemos en ordenar datos, noticias y detalles de los periódicos de la época, lo cierto es que el altercado que protagonizó Blasco Ibáñez en Vila-real no está del todo claro. Se dice en las primeras menciones que “los fanáticos del pueblo de Villareal [sic] registraron los coches del tranvía de vapor que va del Grao de Castellón a Onda, sospechando que encontrarían al Sr. Blasco Ibáñez. Luego apedrearon los salvajes el tren de Valencia, que pasa también por Villarreal, mientras una turba de facciosos capitaneada por cuatro curas salían a la estación con el propósito de silbar y apalear a los republicanos expedicionarios” (1899.10.16 La Publicidad (Ed. Noche), pg. 2). Es decir, los carlistas de nuestro pueblo fueron a buscar a Blasco Ibáñez a la Panderola y, viendo que no estaba allí, tomaron la estación de tren para abuchear y recibir a palos a los republicanos que habían acudido al mitin de Castellón. Pero los datos son confusos, y las versiones contradictorias se cruzan hasta en un mismo periódico, pues donde se afirma en la primera plana que las vidas de Blasco Ibáñez y Rodrigo Soriano se vieron realmente amenazadas, se asegura en la página siguiente que los diputados no iban en dicho tren (1899.10.17 El Día, pp. 1 y 2). A partir de aquí, la prensa será cada vez más generosa con los detalles, y es entonces donde toma protagonismo el arrebato literario de cada corresponsal, no pudiendo por nuestra parte adivinar dónde termina el relato y dónde empieza la hipérbole. En dossiers vila-realencs nos limitaremos a poner las reseñas al alcance de nuestros lectores, y que cada cual entienda según su interés. Se habla ya de un cura subido a un tonel incitando a matar al diputado republicano (a hacer morcillas con su sangre, exactamente), ya de “40 frailes seguidos de una multitud de fanáticos”; se habla de pistolas, hachas y garrotas, de amenazas, desmayos, de vivas al Sagrado Corazón y abajo el Gobierno, de personas mayores maltratadas… (1899.10.17 El Adelanto, pg. 3 ; 1899.10.17 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1899.10.17 El Imparcial, pg. 1 ; 1899.10.17 La Correspondencia de España, pg. 1 ; 1899.10.17 La Región extremeña, pg. 2 ; 1899.10.17 Noticiero salmantino, pg. 2 ; 1899.10.17 La Correspondencia de España, pg. 2 ; 1899.10.17 La Provincia, pg. 3 ; 1899.10.17 Diario de Tortosa, pg. 3 ; 1899.10.18 La Democracia, pg. 3 ; 1899.10.18 La Veu de Catalunya, pg. 3 ; 1899.10.19 La Publicidad (Ed. Noche), pg. 2 ; 1899.10.21 El Motín, pg. 1 ; 1901.07.03 El Correo español, pg. 3).
Pronto se polariza el discurso: si la prensa republicana aprovecha el escándalo para señalar como culpables al clero de la población (1899.10.17 El Liberal, pg. 3 ; 1899.10.17 El País, pg. 2 ; 1899.10.18 El País, pg. 1 ; 1899.10.19 La Unión democrática, pg. 1), la conservadora responsabilizará al propio gobierno, por ser tan permisivo con “sectarios y librepensadores”, y justificará el ataque a Blasco Ibáñez como una “defensa de sus veneradas creencias”, una “satisfacción a sus sentimientos ultrajados”, todo ello negando con contundencia la acusación al clero y defendiendo la ejemplaridad de la conducta de los manifestantes. (1899.10.17 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1899.10.17 El Correo español, pg. 1 ; 1899.10.19 El Estandarte católico, pg. 2). Subrayemos que al menos un par de estos alegatos están firmados por vila-realenses (1899.10.19 El Correo español, pg. 1-2 ; 1899.10.20 El Correo español, pg. 1).
Desde algunos rotativos se llama incluso a “que la viril conducta de Villarreal sea imitada por todos los pueblos en los cuales los Blasco y demás Belenes pretendan con desvergüenza satánica esparcir su disolvente doctrina” (1899.10.24 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1899.10.25 El Siglo futuro, pg. 1). Sabemos que Sueca, al menos, le fue a la zaga a nuestro pueblo (1899.10.23 El Heraldo de Madrid, pg. 2). Mientras tanto, los republicanos amenazan con “ir en manifestación a Villarreal” (1899.10.18 El Liberal, pg. 3), sospechando que aquella afrenta, a pesar de haber sido denunciada ante tribunales (1899.10.17 Crónica reusense, pg. 3 ; 1899.10.18 La Época, pg. 3 ; 1899.11.05 La Atalaya, pg. 2 ; 1899.11.11 Semanario católico, pg. 13) iba a quedar sin castigo (1899.10.26 Las Dominicales del libre pensamiento, pg. 2 ; 1901.07.03 El Día, pg. 3).
Ya en Valencia, y una vez recuperado del susto, el propio Rodrigo Soriano redactará su propia crónica del suceso, con más saña que rigor. Ya el mismo título da pistas del tono general de la pieza: “De Valencia a Castellón… con vistas a Cafrería”. En él leemos, por ejemplo: “pasamos después por Villarreal, lugar que á nosotros nos pareciera ameno y hasta bello si los naturales de esa localidad no estuvieran cuando nosotros pasábamos rumiando en lo más obscuro de sus pesebres el magno rebuzno con que á nuestro regreso pensaban obsequiarnos. Algo así como anticipo, algo como reclamo y olor de cabezada y paja se nos metió por las narices cuando al pasar rápidamente el tren por aquellos vergeles de luz, de aroma y de hermosura, algunos asnos de la localidad daban tranquilamente vueltas a las norias, frunciendo el belfo a semejanza de canónigo cerril que no supiera leer, a través de sus lentes turbios, un latín nunca aprendido y siempre pregonado”. O más adelante: “los bárbaros de Villarreal, faltos de un Atila que los dirigiera, pero seguros de que donde ponían la planta, no había de nacer la hierba, seguros de que habían de comérsela toda ellos, salieron á los andenes capitaneados por seis sacerdotes […]. Contemplamos asombrados aquel cerril y salvaje clamoreo, solo comparable al de los rebaños sedientos que se precipitan tumultuosos al pesebre entre relinchos, rebuznos y mugidos.” (1899.10.18 La Publicidad (Ed. Noche), pg 1).
El caso adquirió tales dimensiones que, aquel marzo, una de las fallas de San José de Valencia representaría “el asalto del tren por el pueblo de Villarreal, cuando excitado por los fanáticos, lo invadió buscando al señor Blasco Ibáñez” (1900.04.03 El Adelanto, pg. 2): “una estación de ferrocarril, un tren que asoma, un hombre que sale de un tonel en actitud de predicar y dos figuras con cabeza de burro blandiendo en la diestra una navaja y una pistola respectivamente” (1900.03.17 La Correspondencia de Valencia, pg. 2 ; 1900.03.18 Las Provincias, pg. 2).
Como vemos, el suceso dio para muchos titulares en los que unos y otros defendían o reprochaban la revuelta, según quien firmara la crónica. Hubo incluso quien echó mano de las musas para dedicarnos alguna que otra cuartilla satírica (1899.10.27 La Publicidad (Ed. Noche), pg. 1). Aun así, en el Congreso se realizaron tímidos gestos de acercamiento: mientras que Francisco Silvela, líder del Partido Conservador, censuraba el episodio, Blasco Ibáñez reconocía con agradecimiento la protección prestada por el Gobernador (1901.07.03 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1901.07.04 El Día, pg. 1 ; 1901.07.04 El Globo, pg. 2 ; 1901.07.04 El Imparcial, pg. 2 ; 1901.07.03 La Época, pg. 3). A pesar de todo, aquel linchamiento frustrado se convertiría en argumento habitual de los diputados de ambos bandos cada vez que se buscaba desacreditar la causa contraria (1901.07.03 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1901.07.04 El Diluvio, pp. 29-30 ; 1901.07.04 El Liberal, pg. 2 ; 1901.07.04 El País, pg. 2 ; 1901.07.04 El Correo español, pg. 1 ; 1901.07.09 El Correo español, pg. 1 ; 1907.06.28 El País, pg. 1 ; 1911.05.30 El País, pg. 1); y nuestra estación, en una especie de símbolo, de último reducto carlista a conquistar. En junio de 1902, José Canalejas, que había sido Ministro por el Partido Liberal, pasó por aquí en tren camino a Castellón y quiso detenerse a dar un pequeño discurso, desoyendo los consejos de sus personas de confianza. Su sorpresa ante el caluroso recibimiento “fue agradabilísima” y, ya con el tren en marcha hacia Castellón, habla de “la nueva y liberal población de Villarreal” (1902.06.19 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1902.06.19 El Día, pg. 2 ; 1902.06.19 La Correspondencia militar, pg. 2 ; 1902.06.19 El Imparcial, pg. 3). Al año siguiente, de nuevo Blasco Ibáñez y Soriano volverían a pasar por aquí, pero “las manifestaciones de simpatía a los viajeros no pudieron realizarse porque la Guardia Civil había ocupado la estación” (1903.01.05 La Correspondencia de España, p. 1).
Sin embargo, lejos de calmarse los ánimos, más de diez años después aún se blandían en nuestras calles piedras anti-liberales: en su viaje de Mónaco a Alicante, el escultor Mariano Benlliure paró en nuestra Plaza Mayor y fue apedreado por un grupo de muchachos que acertaron a darle en un ojo, afortunadamente sin mayores consecuencias, por el simple hecho de ser amigo íntimo de Blasco Ibáñez (1912.12.20 El Heraldo militar, pg. 2 ; 1912.12.27 La Época, pg. 3 ; 1912.12.28 El Heraldo de Madrid, pg. 1 ; 1912.12.28 La Correspondencia de España, pg. 1). La actuación de la Guardia Civil se cobró una confesión y tres detenidos (1912.12.28 El Correo español, pg. 3 ; 1912.12.28 La Correspondencia militar, pg. 3 ; 1912.12.30 ABC, pg. 14; 1912.12.31 El Heraldo militar, pg. 3). Como asegura un avergonzado rotativo de entonces, estos actos eran “demasiado frecuentes en la provincia” (1912.12.29 La Correspondencia de España, pg. 3).
Una década a pedradas
Del intento de agresión a Blasco Ibáñez a la sufrida por Benlliure pasan más de diez años, una década en la que las tensiones entre carlistas y liberales, lejos de apaciguarse, no hicieron más que crecer.
Por lo que cuentan las crónicas, aquella hostilidad contra los trenes en Vila-real se hizo bastante común. De hecho, el propio Soriano cuenta, más de treinta años después, que “desde entonces, y como costumbre obligada, cuando los valencianos anualmente concurren a la tradicional corrida de toros de Castellón, moros y cristianos se tirotean al pasar por Villarreal, desde los naranjos al tren y desde el tren a los naranjos” (1933.06.27 La Libertad, pg. 1). Con la salvedad de que en enero de 1900 fueron naranjas, en vez de piedras o disparos, las que sirvieron de proyectiles contra los vagones (1900.01.20 La Época, pg. 4 ; 1900.01.22 El Correo español, pg. 2 ; 1900.01.22 La Correspondencia de España, pg. 2), sí conservamos algunos testimonios que acreditan aquella práctica: en 1902, al pasar por Vila-real un tren especial que iba de Valencia a Castellón, un pasajero gritó un provocador “viva Blasco Ibáñez”; enseguida “de uno y otro bando se cruzaron dos o tres disparos de revólver, no pocos botellazos y pedradas” (1902.03.03 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1902.03.03 El Imparcial, pg. 3), con lo que tuvo que actuar la Guardia Civil (1902.03.04 El Día, pg. 3 ; 1902.03.04 El Liberal, pg. 1). Según el parte que José Ángel Galindo, alcalde de Vila-real, enviara al Gobernador de Castellón, la provocación de los republicanos que en aquel tren viajaban fue mucho más allá de dar vivas a Blasco Ibáñez, pues “varios de los taurófilos se tiraron del tren y asaltaron un vagón de naranjas que se estaba cargando […]. Ya con el tren en marcha, y a unos kilómetros de la estación, iba por la vía con dirección á Almazora, el Padre Guardián del convento de Franciscanos, acompañado de dos jóvenes, y desde el tren le tiraron infinidad de naranjas […] y disparándoles además un tiro, que a nadie hirió”. Es más, a la vuelta, ya por la noche, “tan pronto como se puso [el tren] en marcha empezaron a arrojar piedras a los guardias […], y al salir el tren de agujas se hicieron infinidad de disparos desde el tren, que se fueron repitiendo hasta cerca de la estación de Burriana” (1902.03.10 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1902.03.11 La Época, pg. 3). Anotemos, eso sí, que de la palabra de Galindo, ex oficial del ejército carlista, dudan hasta los rotativos afines a la causa (1903.09.25 El Correo español, pg. 1). Los tiroteos se repetirían la Magdalena del 1903, con los mismos protagonistas (1903.03.24 El Imparcial, pg. 1 ; 1903.03.24 La Época, pg. 2 ; 1903.03.25 Le_Courrier de Metz, pg. 3 ; 1903.04.06 El Toreo, pg. 3), de suerte que ya para la Magdalena siguiente, en 1904, se tomaron medidas en la estación que evitaron males mayores (1904.03.14 El Imparcial, pg. 2).
Pero la tensión va más allá de la estación de ferrocarril: de entre las continuas reyertas a causa de mítines y asambleas de ambos partidos (1904.09.19 El Imparcial, pg. 1 ; 1907.03.08 El Heraldo de Madrid, pg. 2), en alguna ocasión incluso se llegó a temer por la vida del diputado republicano Fernando Gasset (1901.05.19 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1901.05.20 El Siglo futuro, pg. 2 ; 1901.05.20 El Liberal, pg. 2), los eternos rumores de levantamientos carlistas inminentes ponían a prueba la tensa calma en la que se vivía aquella década (1900.11.19 El Imparcial, pg. 1 ; 1900.12.08 El Motín, pp. 2-3 ; 1901.10.17 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1903.10.24 El Correo español, pg. 1 ; 1903.11.03 El Correo español, pg. 1 ; 1903.11.04 El Día, pg. 2), y los enfrentamientos personales entre carlistas y liberales estaban a la orden del día (1901.02.28 La Justicia, pg. 2).
De estos desencuentros podemos reconstruir, gracias a la prensa de la época, el ocurrido la noche del 20 de octubre de 1903, cuando varias personas se entretuvieron haciendo estallar cohetes en la puerta de una taberna. Las fuerzas de seguridad, una vez acudieron al lugar, fueron recibidas a golpe de cohete (hay rotativo que añade alguna pedrada, todo un recurrente tópico tratándose de nuestro pueblo) y con “vivas a la República”, con algún herido por parte de la Guardia Civil, que realizó disparos al aire y logró detener a una de las más de cien personas que allí se encontraban (1903.10.22 El Correo español, pg. 3 ; 1903.10.22 El Globo, pp. 1-2 ; 1903.10.22 La Correspondencia de España, pg. 1). Que el asunto tomara aire político, con aquel “viva” a la República, explicaría que la defensa cayera a cargo de Fernando Gasset. Tras más de un año de causa, y a falta de pruebas, los acusados fueron absueltos (1904.11.25 El Imparcial, pg. 2 ; 1904.11.26 El Imparcial, pg. 3 ; 1904.12.01 La Época, pg. 4).
Con estos ruidosos capítulos, Vila-real consolidó entre los liberales su fama de pueblo “carlistón” (1902.06.04 El Baluarte, pg. 37), el “más salvaje de España” (1902.03.04 El País, pg. 1), “guarida de brutos” (1900.01.20 El Globo, pg. 1 ; 1900.01.20 El Día, pg. 2) donde “la gente se come crudo a un liberal en menos que reza una [sic] avemaría” (1902.06.20 El Imparcial, pg. 1), y hay quien llega incluso a ironizar relacionando el fervor religioso de nuestros carlistas con el aumento de crímenes en el pueblo (1902.02.22 El Motín, pg. 4 ; 1904.08.20 El Motín, pg. 4).
El carlismo se fractura
Por su parte, el aparato propagandístico tradicionalista de aquellos primeros años del siglo tuvo un valioso aliado en El Correo español, que reseñaba y publicitaba muchos de los actos, manifestaciones, comunicados y mítines carlistas organizados en nuestro pueblo, desde una misa para la pronta recuperación del hijo del pretendiente hasta la inauguración del Centro de la Juventud Carlista (1902.01.30 El Correo español, pg. 1 ; 1902.03.26 El Correo español, pg. 2 ; 1903.11.05 El Correo español, pg. 1 ; 1904.02.13 El Correo español, pg. 2 ; 1904.04.28 El Correo español, pg. 4 ; 1905.05.18 El Correo español, pg. 1 ; 1906.05.14 El Correo español, pg. 1 ; 1906.05.21 El Correo español, pp. 1-2 ; 1906.07.23 El Correo español, pg. 2 ; 1906.07.30 El Correo español, pp. 1-2 ; 1906.11.13 El Correo español, pg. 3 ; 1907.03.16 El Correo español, pg. 1 ; 1908.05.06 El Correo español, pg. 1 ; 1909.06.28 El Correo español, pg. 1 ; 1909.07.07 El Correo español, pg. 1 ; 1909.07.27 El Correo español, pg. 1 ; 1909.11.08 El Correo español, pg. 1 ; 1910.07.19 El Correo español, pg. 2 ; 1910.11.01 El Correo español, pg. 1). No es de extrañar, entonces, que vecinos y párrocos de Vila-real participaran en la colecta para que El Correo español adquiriera una nueva “máquina rotativa” (1908.10.16 El Correo español, pg. 2).
Más allá de la propaganda, políticamente el partido tradicionalista gozaba de cómoda mayoría en nuestro ayuntamiento (1901.11.13 Las Provincias, pg. 2 ; 1901.11.16 La Libertad, pg. 3 ; 1902.01.08 El Correo español, pg. 1 ; 1903.11.09 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1909.12.13 La Época, pg. 2 ; 1911.11.13 El Liberal, pg. 2). Sin embargo, dos factores harían quebrar la fuerza carlista irremediablemente: las acusaciones de caciquismo y la segregación del propio partido, de la que ya hemos hablado al principio del dossier, que se verá agravada estos años. Las sospechas de fraude y las quejas de abuso de poder no solo vendrán por parte de los republicanos (1903.11.10 El Liberal, pg. 2 ; 1907.04.26 El Imparcial, pg. 2 ; 1907.04.27 El País, pg. 2 ; 1907.05.28 El Correo español, pg. 2 ; 1908.09.21 El Liberal, pg. 2 ; 1908.09.21 El País, pg. 5), sino también de entre las propias filas conservadoras (1902.11.20 El Correo español, pg. 2 ; 1902.11.20 El Heraldo de Madrid, pg. 2 ; 1903.09.28 El Correo español, pg. 1), lo que hará estallar, precisamente, la unidad del partido (1903.11.21 El Motín, pg. 2 ; 1905.08.23 El Siglo futuro, pg. 1).
Para intentar “solucionar diferencias entre los elementos carlistas” llegó a nuestro pueblo el diputado Joaquín Llorens, hijo del conocido brigadier vila-realense del mismo nombre, del que ya hablamos en una entrada anterior. Los periódicos destacan que su recibimiento fue menos caluroso de lo esperado, debido seguramente a lo enrarecido de la situación (1903.02.18 El Imparcial, pg. 3 ; 1903.02.18 El Liberal, pg. 2 ; 1903.02.18 La Correspondencia de España, pg. 3).
Además, algunos periódicos liberales aprovechan el caluroso recibimiento que se le dio a Alfonso XIII en su visita a Vila-real en 1905 para poner de manifiesto el debilitamiento del carlismo de nuestro pueblo (1905.04.11 El Imparcial, pg. 2 ; 1905.04.14 La Época, pg. 2), hasta el punto de forzar a Patricio Bort, presidente de las Juventudes Carlistas, a publicar un comunicado de adhesión a Carlos de Borbón (1905.04.14 El Correo español, pg. 1).

Pero el cisma en el movimiento carlista era evidente. La Junta local convoca en 1906 un mitin para “robustecer los vínculos de la disciplina, asaz relajados á causa de recientes excisiones [sic] en mal hora surgidas en la familia carlista” (1906.01.17 El Correo español, pg. 1), un encuentro que se celebrará el 23 de diciembre (1906.12.16 El Liberal, pg. 2 ; 1906.12.24 El Imparcial, pg. 1), y que conseguirá el efecto contrario, pues sirvió de munición a los medios conservadores, que cargaron (y dispararon) contra “los apóstatas de la Tradición”, “los carlistas rebeldes de Villarreal” (1906.12.27 El Correo español, pg. 2 ; 1906.12.29 El Correo español, pg. 2 ; 1906.12.31 El Correo español, pg. 3 ; 1907.01.03 El Correo español, pg. 3 ; 1907.01.15 El Correo español, pg. 1 ; 1907.01.24 El Correo español, pg. 1 ; 1907.03.05 El Correo español, pp. 1-2). Al encuentro, por cierto, acudirían unas 7.000 personas (1907.01.05 La Lectura dominical, pg. 12 ; 1907.01.05 La Hormiga de oro, pg. 8), todo un éxito para un pueblo que contaba entonces con unas 13.000 almas (1905 Revista de especialidades médicas, pg. 548).
La educación laica
Fraude, despotismo, barbarie… los continuos rifirrafes entre unos y otros tuvieron, además, un leitmotiv añadido a cuenta de la educación laica. Ya hemos adelantado más arriba que liberales y republicanos culpaban a la educación religiosa de muchos de los problemas que acarreaba el país (1899.07.06 La Publicidad, pg. 1 ; 1910.03.15 El Clamor, pg. 2 ; 1910.09.17 El Clamor, pg. 1) y urgían al Gobierno una ley que promoviera la creación de escuelas laicas. En ese sentido, el 4 de febrero de 1910 apareció publicado el Real Decreto que venía a garantizar “la libertad en la enseñanza privada” (1910.02.04 Gaceta de Madrid, pp. 1-2 ; 1910.02.04 El Clamor, pg 1). Poco más hizo falta para que prendiera la mecha. Aquí y allá se organizaron mítines y manifestaciones en pro y en contra de las escuelas laicas (1910.02.21 La Correspondencia de España, pg. 3), y Vila-real no se quedó atrás, pues ese mismo marzo se celebró en el Casino Republicano un mitin “anticlerical” que resultó todo un éxito si leemos las crónicas afines al movimiento. En ellas se empieza ya a leer un cierto optimismo de cara al cambio de signo político: “era imposible creer que aquello fuera en Villarreal” , “la villa carlista en cuya estación fueron hace años objeto de una agresión Blasco Ibáñez y Soriano”, “el Villarreal de hoy no es el Villarreal de hace diez años” (1910.03.10 El Clamor, pg. 2 ; 1910.03.12 El Imparcial, pg. 3 ; 1910.03.12 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1910.03.12 El Clamor, pg. 1 ; 1910.03.13 El Imparcial, pg. 3 ; 1910.03.13 El País, pg. 3 ; 1910.04.05 El Clamor, pg. 1).
La primera respuesta de los conservadores ante el éxito liberal no se hizo esperar: al parecer, un cura alentó desde el púlpito a mujeres y niños a agredir a Gil Valero, jefe republicano de nuestro pueblo (1910.03.16 El País, pg. 1 ; 1910.03.14 El Clamor, pg. 2 ; 1910.03.16 El Imparcial, pg. 4), agresión que llegó a materializarse al menos en un par de ocasiones (1910.04.12 El Clamor, pg. 2 ; 1910.04.14 El Clamor, pg. 1 ; 1910.03.17 El Clamor, pg. 2).
La segunda reacción fue algo más civilizada: convocar para ese mismo abril un novedoso doble mitin contra las escuelas laicas, uno masculino y otro femenino (1910.04.08 El Restaurador, pg. 1 ; 1910.04.12 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1910.04.13 La Provincia, pg. 2 ; 1910.04.09 La Provincia, pg. 2), para espanto del periódico republicano El Clamor, que dirigirá una campaña diaria a desacreditar el acto, poniendo en duda sus objetivos reales y ridiculizando el mitin de mujeres (1910.04.11 El Clamor, pp. 1-2 ; 1910.04.13 El Clamor, pp. 1-2 ; 1910.04.14 La Provincia, pg. 2 ; 1910.04.15 El Clamor, pg. 2). Resulta curioso al respecto cómo el panfleto propagandístico del acto, publicado por La Provincia, arenga a hombres y mujeres por separado, pero concreta solo los nombres de los oradores masculinos (1910.04.11 La Provincia, pp. 1-2). A ellas las conoceremos más adelante, también con nombre y apellidos, cuando, acompañadas de Pascual Nácher, vayan a recibir la bendición del Obispo Rocamora (1910.04.16 La Provincia, pg. 2).
El Clamor, fiel a su cruzada, acusará al clero de recabar firmas de adhesión contra las escuelas laicas entre institutos con métodos cuanto menos poco cristianos (1910.04.14 El Clamor, pg. 2), acusación que será desmentida por las propias alumnas (1910.04.18 El Clamor, pg. 2 ; 1910.04.18 La Provincia, pg. 2).
Así las cosas, dos días antes de la manifestación se anuncia la importante participación del diputado Joaquín Llorens, a quien ya conocemos (1910.04.15 La Provincia, pg. 2 ; 1910.04.16 El Clamor, pg. 1) y los periódicos animan el ambiente con sus consabidas proclamas a favor o en contra, según su inclinación (1910.04.16 La Época, pg. 2 ; 1910.04.17 El Imparcial, pg. 2), por lo que no es de extrañar que el mismo día de la manifestación se produjeran altercados con algún herido y un par detenciones (1910.04.17 La Época, pg. 2 ; 1910.04.18 El Día de Madrid, pg. 3 ; 1910.04.18 El Liberal, pg. 2 ; 1910.04.18 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1910.04.18 La Correspondencia militar, pg. 2 ; 1910.04.18 ABC, pg. 11 ; 1910.04.19 La Publicidad, pg. 4).
De aquella manifestación conservamos algunas crónicas que nos pueden dar un esbozo bastante fiel de lo que aquí sucedió aquel abril de 1910. De las intervenciones de los oradores, resumidas en algunos diarios, se deduce el descarado interés político de la concentración: alusiones directas al carlismo, a las guerras carlistas y al papel que la Serra d’Espadà tuvo en ellas, al regreso del pretendiente, a la división del partido… sabemos además que Joaquín Llorens no pudo participar definitivamente en el mitin, por lo que solo pudo mandar su adhesión; como también la mandara el diputado liberal Manuel Iranzo, para regocijo de carlistas y lamento de republicanos (1910.04.18 El Clamor, pg. 2). La prensa de entonces nos permite hasta rastrear los nombres de todos y cada uno de los miembros de las Juntas organizadoras, tanto la masculina como la femenina (1910.04.25 El Restaurador, pg. 2). La novedad que supuso convocar un mitin femenino hizo sin duda que los periódicos se volcaran más en reseñar las intervenciones de ellas, de las que podemos extraer citas completas. También hay algún diario que asegura que asistió más público a aquel mitin que al masculino. Lo que interesa a nuestro relato es que, de entre los participantes tradicionalistas, hubo dos que intentaron coincidir lo menos posible: Francisco Giner, Barón de Benicasim, y Manuel Simó, jefe carlista de la provincia, gesto significativo que da idea de la herida abierta en el carlismo (1910.04.18 La Provincia, pp. 1-2 ; 1910.04.18 Las Provincias, 1-2 ; 1910.04.18 Heraldo de Castellón, pp. 1-2 ; 1910.04.19 El Clamor, pg. 1).
El acto fue cubierto por una importante cantidad de prensa, lo que nos permitió dedicarle un Gargot vila-realenc temático a aquella jornada histórica (Vila-real, 1910 : contra les escoles laiques). La mayoría de medios coincide en elevar la cantidad de asistentes a unas 20.000 personas, 45.000 si sumamos los dos mítines, y unas 200.000 si tenemos en cuenta también las numerosas adhesiones (1910.04.19 El Correo español, pp. 1-2 ; 1910.04.23 El Siglo futuro, pg. 1-2 ; 1910.04.23 La Hormiga de oro, pp. 12-13 ; 1910.04.23 La Lectura dominical, pg. 12 ; 1910.04.26 La Actualidad, pg. 18 ; 1910.04.28 Nuevo Mundo, pg. 22 ; 1910.05 Revista católica de las cuestiones sociales, pp. 26-28 ; 1910.10 Revista católica de las cuestiones sociales, pg. 42), cifra que contrasta con la que da la prensa republicana, que no sube a más de 2.000 almas las congregadas en Vila-real (1910.04.18 El Imparcial, pg. 1 ; 1910.04.18 El Clamor, pp. 1-2 ; 1910.04.19 El Clamor, pg. 2 ; 1910.04.20 El Clamor, pg. 2).
A pesar de las diferencias políticas entre carlistas, lo que es evidente es que la manifestación resultó todo un éxito, no solo en cuanto a convocatoria, sino como una convincente exhibición de fuerza contra las escuelas laicas. Los republicanos no se quedarían quietos y pronto organizarían varios mítines en la región. El de Vila-real tuvo lugar el 31 de abril en el trinquete (1910.04.27 El Clamor, pg. 1 ; 1910.04.30 El Clamor, pp. 1, 2) y, como no podía ser de otra forma, también fue motivo de disturbios, lo que le canjeó duras críticas al Gobernador por no haberla suspendido de forma preventiva (1910.05.02 El País, pg. 1 ; 1910.05.12 El Clamor, pg. 1, 2), tumultos que al parecer propiciaron un incremento de asociados del Centro republicano de nuestro pueblo (1910.05.02 El Clamor, pp. 1-2).
Lo cierto es que 1910 estuvo repleto de mítines, revueltas, comunicados y demás manifestaciones en pro o en contra del “anticlericalismo” del Gobierno, por lo que el ambiente, claramente electoral, no ayudaba a relajar los ánimos. Aquí se celebró algún mitin republicano más (1910.07.01 El Imparcial, pg. 1 ; 1910.07.01 El Liberal, pg. 1); la Congregación de María Inmaculada y San Luis Gonzaga, hoy conocida simplemente por “els Lluïsos”, publica un enérgico comunicado censurando la pasividad del Gobierno contra las escuelas laicas y los burdeles (1910.08.11 El Siglo futuro, pg. 2); con motivo de una nueva manifestación católica en Castellón, se convoca otra para el mismo día en Vila-real, para la que algunos medios vaticinan hasta unos 40.000 asistentes (1910.09.17 El Siglo futuro, pg. 1 ; 1910.09.28 La Correspondencia de España, pg. 3), pero que al parecer, y sin tener en cuenta los ya acostumbrados altercados, no cumplió con las expectativas, aunque sí obtuvo más atención de la prensa que la convocada por los liberales (1910.10.01 El Clamor, pp. 1-2 ; 1910.10.03 El Imparcial, pg. 2 ; 1910.10.03 La Correspondencia de España, pg. 3 ; 1910.10.03 La Mañana, pg. 2 ; 1910.10.03 ABC, pg. 13 ; 1910.10.03 El Clamor, pg. 2).
Así pasó la primera década del siglo XX, entre disturbios, manifestaciones, crisis política y social (y económica, de la que ya hablamos en nuestro dossier Noticia de una crisis : la naranja en Vila-real). Vila-real, como reducto carlista de la región, fue epicentro de críticas y burlas, pero también de enconadas defensas y ovaciones, por parte de la prensa de todo el país. Fueron años en los que nuestro mal avenido vecindario sobrellevaba en su día a día la polarizada agitación política del momento.
En nuestra próxima – y última – entrada dedicada al carlismo hablaremos de cómo más adelante, bien entrada la siguiente década, y con el paulatino declive del movimiento, los ánimos se fueron calmando. De momento nos bastará con señalar que el pueblo se reconcilió con Blasco Ibáñez, a quien en 1921 se le recibió con honores en nuestra hasta entonces temida estación (1921.05.24 Las Provincias, pg. 7); que en 1931, el Ayuntamiento le dedicó una calle, precisamente la que hoy conocemos como Estación (1931.09.15 Diario de Castellón, pg. 3); y que nuestra banda municipal tomó parte en el homenaje que se le hizo dos años más tarde (1933.10.27 Heraldo de Castellón, pg. 3).
Del avance de la educación laica poco hay que decir que no se sepa: centros como “les Escoles del Campanar”, el Aula unitaria de la calle Bechí o las que el empresario Tomás Cabrera ubicó en su almacén de la calle Cronista Traver, edificio en el que todavía se adivina el rótulo de “Escuela Nacional”, nos hablan de la progresiva emancipación religiosa en la educación.
En cuanto a aquellas controvertidas placas del Corazón de Jesús, aún hoy quedan vestigios diseminados en Vila-real. Un paseo atento por nuestras calles más céntricas bastará para descubrir en las fachadas las huellas de un carlismo que marcaba la agenda del pueblo, retales de una estampa que, aunque ya olvidada, determinó la historia de nuestro pueblo.

1 Herradón Figueroa, Mª A. “Reinaré en España: la devoción al Sagrado Corazón de Jesús” en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, vol. LXIV, n. 2, pp. 193-218, julio-diciembre 2009.
2 Mezquita Broch, P. “Vicente Blasco Ibáñez y Vila-real : una relació complicada” en Font nº. 17, pp. 91 y ss.

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