Vila-real en verso

Por Ángel Pozo y Christine Sétrin, Biblioteca de Vila-real

Hace no mucho reunimos en nuestros Tesoros digitales un bonito descubrimiento: dos novelas cuya trama ocurría, en parte al menos, en Vila-real. Se trataba de Los Hijos de la fe, de Enrique Pérez Escrich (1866) y de ¡El Último Adios!, o Los Dramas del hogar, de Luis de Val (1902) – ver Una “Villarreal de novela”.
En esta entrada de Dossiers vila-realencs nos proponemos ahora celebrar este 21 de marzo, día internacional de la poesía, recopilando obras literarias inspiradas en nuestro pueblo, pero, esta vez, en verso. No son muchas, de momento, pero copan géneros y registros suficientemente diversos como para inaugurar una discreta colección que esperamos ir ampliando conforme vayamos descubriendo más obras de libre acceso.

Temática religiosa

Abundan los Gozos (RAE : composición poética en loor de la Virgen o de los santos, dividida en coplas, después de cada una de las cuales se repite un mismo estribillo), pero también encontramos sonetos e himnos.

  • Gozos de la milagrosa imagen de nuestra Señora de Gracia, venerada en su Hermita, sita en el termino de Villarreal (entre 1750 i 1830?). La resolución es bastante deficiente, aun así, no reproducimos el texto pues coincide con uno de los gozos encontrados en la BNF.

En Universitat de València. Biblioteca Històrica

  • Gozos a Nuestra Señora de Gracia, venerada en su ermita de Villareal (18..). Se trata del mismo texto que el anterior, con mínimas variaciones.

En Gallica. BNF

  • Gozos a Nuestra Señora de Gracia, venerada en su ermita de Villareal (18..)

En Gallica. BNF

  • Gozos al Ss. Cristo del Hospital, venerado en el mismo de Villareal (18..)

En Gallica. BNF

Rigurosamente hablando, el siguiente documento no mantiene la estructura de coplas más estribillo propia de los gozos, pero lo hemos querido incluir aquí por tratarse de una graciosa sátira que recoge y aprovecha la tradición de los gozos religiosos con un fin claramente burlesco.

  • Goigs en lloança del gloriós Sant Roro, celestial patró dels borratxos, venerat especialment a Vila-real (1980) – respetamos la ortografía original.
Sant Roro era molt lluït
i és un sant molt milagrós
que per a fer-se’n mig litro
no ha segut mai pereós,
per on ell passava tenia amistat
en les tavernes que donen fiat.

Sabía totes les tendes i quin vi
era el més eicxut,
on el venien mes “barato”
i on el venien mes pur,
allí se gastava si tenia un duro
i a casa portava un pet com un burro.

Quan ja no tenia crèdit
a son pare li furtà
la camisa de casar-se
i a la tenda se n’anà,
allí diu, bon dia senyô Serafí
tinga esta camisa i pose un got de ví.

Un dia s’alça Sant Roro
no tenia una aguileta
se’n va anar de bon matí
a visitar a la tenda
i com no podía beure una copeta
va dir que el deixaren llepar l’eixeta.

Cert dia el gloriós Sant Roro
s’ajuntà amb una beatas
per a resar el rosari
ompliren la carabassa,
i quan aplegaren al veni gloria
els dos se tiraren la cantimplora.
La beata ja parlava
en italià i en francés
i mentre Sant Roro anava
agafant-se per les parets,
cantant seguidilles replegant xiquets
anava borratxo com un dolçainer.

Sant Roro i el seus amics
anàren de borrasqueta
a menjar caragolets,
pinyonets i tomateta
també posàren algun tomatet
per aque “diguera” millor el traguet.

Un dia s’estacà un carro
amb quatre bocois de vi;
entre Sant Roro i un altre
se foteren tot el vi,
“entonces” tragueren el carro lleuger
i els donava gracies aquell carreter.

Sant Roro diu als amics
si tenia dona partera
deixeu de matar gallina,
prepareu la bota plena
perque això del caldo dona inflamació
doneu-li mistela i vi del millor.

Quan Sant Roro va morir
els devots acudiren per portar-li
el taüt, altres reaviren
cuiros per corona li varen posar
per compte de llistes
barrals penjats.

Adéu Sant Roro ditxós
que no ha quedat res a deure
dona salut als borratxos
i moltes ganes de beure.
Allí ens esperem en la cantimplora
per a prendre pet en l’eterna glòria.
Amén

En UJI. Repositori

  • Himno a la Patrona de Vila-real, de José M. Torres Montañés, a quien el pueblo tiene dedicada una calle. La música del himno es del mismo autor
Mare de Déu, de gràcia tota plena, 
del riu Millars la més bonica flor,
Vila-real el seu voler t’ofrena
perquè eres tu el seu més ric tresor,
el seu més ric tresor.

Com vius al camp, eres tan moreneta
que del teu Fill et volta la llum d’or
i has volgut ser graciosa i xicoteta
perquè puguem portar-te dins del cor,
portar-te dins del cor.

Vila-real t’aclama per Patrona
i al teu altar s’acull en goig i en dol.
Tu li somrius com Mare dolça i bona,
i troba en tu conhort, pau i consol,
pau i consol!
Juan Conchillos : Nª Sª de Gracia de Villa Real. 1699 [detalle] (Detroit Institute of Arts)

En Ajuntament de Vila-real.


  • Al Santo del Sacramento, de Angelina Abad Cantavella (1893 – 1965). Firmado en 1917, este poema es uno de los muchos que integran el monográfico Recuerdo de las fiestas religiosas celebrados en la solemnidad del Tercer Centenario desde la beatificación de San Pascual Baylon.
                                        (¿Por qué te quiero?)
Porque tú has sido siempre, Santo adorado,
nuestra dulce esperanza, nuestro consuelo,
y porque con tu ejemplo nos has mostrado
el camino más recto para ir al Cielo.
Porque siendo muy niña, ya conocía
tus gracias y virtudes una por una.
Tu imagen quedó impresa en el alma mía;
el amor que te tengo nació en la cuna.
Mi madre me contaba con dulce encanto
tu virtud, tus milagros, tu inmensa gloria.
¡Qué placer! cuando luego, querido Santo,
lo que así me contaban leí en tu historia.
Te veía. Tú eras el pastorcillo,
que elevaba los ojos hacia la altura;
tu vestido era pobre, rudo y sencillo;
pero el alma, ¡qué hermosa, serena y pura!
Eres, aquí en mi tierra, nuestro tesoro;
en ti se funden todos nuestros amores...
¿Sabes por qué te quiero, por qué te imploro?
Porque tú eres refugio de pecadores.
Te quiero porque has sido luz de mi vida;
por la inmensa alegría, que al verte siento;
por eso quiero siempre, de amor rendida,
bendecir a mi Santo del Sacramento.

En Recuerdo de las fiestas religiosas celebrados en la solemnidad del Tercer Centenario desde la beatificación de San Pascual Baylon, por la V. Comunidad de Concepcionistas del mismo Santo en la iglesia de su Convento de esta Corte el año 1918 – Madrid: [s.n.], 1918

BNE. Biblioteca Digital Hispánica


  • San Pascual Bailón, de José López Selles (1929 – 2013), poeta, periodista y profesor, cuyo importante fondo fotográfico y literario se encuentra hoy en el Archivo Municipal de Xàtiva, su ciudad natal.
Dadle sol, y dejadle libre el paso.
Dadle sueños de Dios. Y que se vaya
fiel sí mismo. Y que haga de su playa
una canción y encima un cielo raso.

Escuchadle la voz. Hacedle caso.
Tira a salvar, sin más. Cuando se explaya,
es para derribarse hasta la raya,
más todavía, con su sol de ocaso.

Se hizo viajero por amor. Con vida
repartida ganó su nombre un viento
con sabor inmortal. Dura hasta ahora.

Lo veo por aquí. Sigue encendida
su lumbre de recuerdo. Y es portento.
Y es como lluvia vivificadora.
G.B. Tiepolo, San Pascual (BNE. Biblioteca Digital Hispánica)

En Biblioteca del soneto, compilador Ramón García González

Biblioteca Virtual Miguel Cervantes



Panegíricos

  • En la misma colección anterior encontramos otro soneto del propio José López Selles titulado, sencillamente, Villarreal de los Infantes.
Copia de la Carta pobla (Vilapèdia)
Nació de un rey a vida y sementera,
y se puso en camino de esperanza.
Clavó en la luz su entusiasmada lanza,
y Dios la coronó de primavera.

Recia de afán, enarboló bandera
para hacer frente a la desesperanza,
y por el viento con amor avanza
alta de porvenir y aventurera.

Villa Real, y villa de verdades,
con el clamor de su ancho poderío,
se convierte en canción para mi trilla.

Mirando atrás su lluvia en claridades,
moja mi voz, y hecha mi voz un río
llega hasta el mar de vuestra humana orilla.

En Biblioteca del soneto, compilador Ramón García González

Biblioteca Virtual Miguel Cervantes


  • Oda en elogio del valor que demostraron los vecinos de Castellón de la Plana, auxiliados de algunos de Almazóra y Villareal, en la acción con los franceses del día 9 de marzo de 1810, editado en Valencia por Francisco Brusola (1810).
Dixeron en su orgullo los feroces:
“Mientras que de Valencia
la altanera potencia
y el rústico valor de aquellas hoces
al carro del triunfo encadenamos;
y mientras que lanzada
al Reyno obscuro el ave malhadada
que su timbre ennoblece,
el águila imperial sube á su trono:
la rica Ilercaonia
do la larga y benéfica carrera
de Mijares fenece,
la querella olvidando y viejo encono,
nuestras huestes sustente
y con sus mismos hijos acreciente”.

No así del hierro el pedernal herido
con súbita presteza
suelta el fuego escondido
que en su entraña crió naturaleza:
como el amor que en el sencillo pecho
solícita engendró la patria atenta
al bien de sus hijuelos, tal afrenta
y tan villano insulto no sufriendo,
adentro no cabiendo
en mil modos rebosa,
y á vengar el ultrage
al esforzado Ilercaon incita,
que nunca diera torpe vasallaje.

“¿Señorearnos á su voz los vanos
sin sangre, los que fuimos
terror de los Romanos, 
a quien tan cara libertad vendimos!...
¿El pan que liberal naturaleza
aquí produces, con que los sudores
enjuga del colono:
el pan que nutre mi frugal pobreza
ese vil comerá?... Ese que el trono
derrocó de Fernando,
y las aras augustas
y las costumbres y las leyes justas
profanador destruye y novelero?
¡O Patria!... primero
muramos como bravos;
mas vale no existir que ser esclavos.”

¡O santo ardor! ¡O si mas cauto fueras!
¡O si del adalid grave y experto
el consejo siguieras!...
Mas ¿quién detuvo de un volcán abierto
el  ímpetu? El denuedo
al patriótico amor siempre acompaña:
nunca del torpe miedo
la imagen vio: furor, ardiente saña
las venas hinchen del amante hijo
si ve ultrajar la madre: vivo fuego
lanzando por los ojos
se arroja arrebatado al asesino:
y si en la empresa muere,
muere como debía;
que morir vale mas á un hijo bueno, 
que ver sus ojos la orfandad impía.
 

En Universitat de València. Roderic

¡O de mi dulce patria
mártires esforzados! Ya la hora
de vuestro sacrificio se apresura.
La hueste vengadora
juró sobre su alfanje vuestra ruina:
lo cumple: á vuestros techos
sedienta de venganza se avecina. 
¡O si en guardaros solo os emplearais!
Allí el pecho por muro, muro fuera,
y con los Lares á una peleando
el enemigo bando
en vosotros hallara otra Numáncia
dó se estrellará su feroz jactancia.

Amor no sufre espera:
al anchuroso campo, al extendido
y mal seguro vado
donde Mijares su raudal dilata
de la puente oprimido
que levantó la mano
émula del romano:
allí…ah! Quién diría
que donde en mil sudores empapado
el patriótico afán dexó sentado
para nunca caer el noble arco,
monumento de paz: un triste día
peleando le viera
turbar aquel sosiego, y con su sangre
humedecer tan plácida ribera.

Ya del astuto galo
la hueste aparentando cobardía
huyó una vez: victoria
cantó con alegría
el sencillo esquadron: ardor de gloria
le inflama mas y mas. En la estrechura
entra el vil otra vez y otra vez huye.
Entonces la bravura
se exalta del patriota, y de la valla
saltando qual torrente despeñado
impetuoso corre
al malhadado campo de batalla.

Allí la lucha desigual se traba,
y el caballo ligero
con su fiereza brava
el esquadron penetra, y revolviendo
acá y allá contra la inerme tropa
siembra muertes sin fin. No cede empero
el audaz patriota, y levantando
las corvas hoces que el furor le diera
impertérrito espera
al polaco insolente
que erguido en la alta silla se afianza:
y embístele, y le alcanza
huyendo el golpe del blandiente alfanje,
y con el corto diente
del rústico instrumento sostenido
por su nervudo brazo
hiere al caballo, y al ginete hiere
que en su sangre teñido
ante los pies del Patriota muere.
Del hervoroso suelo
el polvo turbio á las estrellas sube
en espesada nube
preñada de confusa gritería
que el dolor y el esfuerzo levantaron.
El moribundo gime
en su caliente sangre revolcado;
y muy mas pesaroso
de que sola una vida ofrecer puede,
del hondo de su pecho lastimado
lanza el grito postrero:
viva mi rey Fernando, y enmudece.
Eco repite viva en torno, y crece 
de lengua en lengua qual del mar las olas;
y crece el ardimiento y la pujanza
del hijo y del hermano
que ciegos de furor á la pelea
sedientos tornan de cruel venganza.

Aquí de vuestro ardor ilustre prueba
hicisteis ó Balado!
ó Albiol! ó Vilaroig! ó Ros! : sellado
con sello eterno vuestro honor dexasteis.
Dirá la prole nueva
que por no ser esclavos perecisteis.
Mas lo dirá con llanto
que nunca enjugará. ¡O! si del hado
otro fuese el destino!
¡O! si el fiero quebranto
pudierais escusarnos!... Vuestra vida
regalo fuera de la nuestra, y gloria: 
y el no perderos fuera una victoria.

Ceded los que quedais, héroes ilustres:
ya de vuestros caudillos
cayó el valor vengado qual debiera:
de la fatal ribera
ya no es dado impedir al enemigo
el paso: que consigo
nuevas huestes reúne, y así vence,
españoles, huid, huid al monte,
que en vuestra cara vida
tal vez cifrada queda la esperanza
de la patria afligida.
Huid, huid, que á vuestro noble pecho
no es ya seguro asilo el pobre techo;
el alfange inhumano
en las yermas paredes se ensangriente:
no encuentre ese tirano
quien su vida sustente,
porque nunca orgulloso decir pueda:
“El pan comí que Ilercaon doblando
su trémula rodilla
ofreció como esclavo á mi cuchilla”.

  • Puente de la Viuda, de Alberto Lista y Aragón, profesor, matemático, religioso, periodista y una de las más importantes figuras de la literatura neoclásica española. El romance que hemos encontrado entre su vasta obra relata en verso el folclórico origen del puente de la Viuda [reproducimos las notas originales de la edición].
Tomás López de Vargas : Villareal (1775) detalle en el que se aprecia el camino que cruza el barranco de la viuda (BNE)
EL PUENTE DE LA VIUDA1

«No vayas á Miraflores2 
esta tarde, amado hijo; 
no vayas, que ruge el Noto, 
de horrenda tormenta indicio. 
¿No ves enlutado el cielo,
cuajado en nieblas el risco, 
y los siniestros celages
brotando del mar vecino?
¿Oyes, oyes en los troncos 
del fiero huracán los silvos?
Mira ya en cárdena lumbre
los horizontes teñidos.
El trueno zumba: los campos
se blanquean del granizo: 
y tras él, la densa lluvia 
inunda mieses y apriscos. 
¡Cuan alterado el Mijares3  
alza su raudal mezquino,
soberbio con el aumento,
cual villano enriquecido! 
Mira en la Rambla4  á lo lejos 
cuál baja el arroyo altivo, 
y el antes árido cauce 
llena con fiero bramido. 
No tu vida, que es la mía, 
Carlos, pongas á peligro;
que agradecerá tu Julia 
que por hoy no la hayas visto. 
El pesar de corta ausencia 
sufrirá con fiel cariño: 
que el amor, si es virtuoso, 
sabe vencerse á sí mismo. 
Si de su amoroso pecho 
he de juzgar por el mio, 
que el riesgo no arrostres pide 
al Dios de los afligidos. 
De tu suspirado enlace 
ya la licencia ha venido: 
no malogres por un hora 
de amante constancia un siglo. 
Jamas, si en las fieras lides 
mostraste tu pecho invicto, 
las lágrimas de una madre 
desalentaron tus brios. 
Que aunque afligida y viuda, 
sin mas amparo ni arrimo 
que tú, Carlos de mi alma, 
supe enfrenar mis quejidos. 
Por tu Dios, tu rey, tu patria 
volabas al trance esquivo: 
en tales causas, es siempre 
bien perdido lo perdido. 
Gloria y bienes aumentaste 
de tu casa al timbre antiguo 
el rey tus bodas permite, 
y eres amante y querido.
En Villareal5  te adoran 
caballeros y vecinos: 
y desde el Cenia al Segura 
es tu nombre esclarecido. 
Este tesoro de dichas, 
que el cielo nos dio benigno, 
no destruya, amado Carlos, 
tu impaciente desvarío. 
Si Dios reclama sus dones, 
resignémonos sumisos: 
mas disiparlos nosotros 
es locura y es delito. 
Tu vida, espuesta en las guerras, 
concedió á los ruegos mios: 
lo que con Dios alcanzaron, 
alcancen también contigo. 
¡Ay! no cesa la tormenta,  
ni la lluvia: brama el rio 
y las sombras se anticipan 
y crugen cielos y abismos. 
De Villareal no salgas
esta noche, Carlos mio; 
como madre te lo ordeno, 
y por tu esposa lo pido.»
A la maternal ternura 
Carlos responde propicio: 
concede lo que le ruega: 
duda si podrá cumplirlo. 
Retírase, y en su pecho 
comienza nuevo conllicto: 
Julia aun no sabe que tienen 
de ser felices permiso. 
¿Pasará la edad de un dia 
sin que vuele enloquecido 
donde el gozo que le oprime, 
exhale en dulces suspiros? 
¿A mugeriles temores 
se mostrará sometido, 
quien en el campo la espalda 
jamas volvió al enemigo? 
Eso no: nunca su Julia 
le llame cobarde ó tibio: 
es intrépido y es joven, 
y amante correspondido. 
A hurto de su madre baja 
por no escuchar sus gemidos, 
ensilla el mejor caballo, 
y se entrega á su destino. 

II 
Por la orilla del Mijares 
discurre el fuerte mancebo,
fija la vista en el rio 
y en su amada el pensamiento. 
Redobla el Noto su furia: 
la oscuridad va creciendo: 
solo el relámpago á veces 
traspasa su denso velo. 
En diluvios se desatan 
los copiosos aguaceros, 
y las pobres fuentecillas 
corren arroyos soberbios. 
Tres veces intenta Carlos 
lanzarse al raudal violento, 
y tres el bridón paciente 
rehusó el servicio funesto. 
Ya contra el curso del agua 
sigue la ribera atento 
por si algún vado le ofrece 
menos temeroso el riesgo. 
Ya su caballo espolea 
soltándole todo el freno; 
ya examina entre las nieblas 
los ribazos mas someros.

 

Cruza el rayo por las nubes: 
ruge el Noto: el firmamento 
no concede ni aun el brillo
del mas escaso lucero. 
Al bosque de los laureles 
llega, cuyo bulto negro 
sombras añade á las sombras
con sus erguidos renuevos. 
Allí menos hondo el rio 
correr suele y mas estenso, 
cuando manso entre las piedras 
deja puente al pasagero.
Allí piensa atravesarlo: 
y su leal compañero, 
mas dócil al azicate 
adonde el peligro es menos, 
entra en las ondas y avanza: 
ya pierde el fondo, y los remos 
nadando estiende: ya opone 
al raudal el firme pecho. 
Con hábil instinto el paso 
va poco á poco torciendo: 
parece que cede, y vence; 
y es la esperanza su esfuerzo. 
Ya de la opuesta ribera 
conoce cercano el puerto, 
y por romper la corriente 
agota el último aliento. 
Ya pisa alegre la arena, 
bien que anhelando; y su dueño 
á Miradores dirige 
los pasos y los afectos. 
Ni le amedrenta del agua 
el sonido, ni del trueno, 
ni la oscurísima niebla 
ni el crudo silvar del viento.
Ya la ermita de Quiteria6  
deja, cuyo humilde techo, 
herido del agua, inunda 
el rayo en lívidos fuegos. 
Hasta el balcón de su amada
ya puede alcanzar su acento, 
y ya divisa en la quinta 
de las luces el reflejo. 
Mas ¡ay! que el arroyo altivo 
se opone á su ardiente anhelo 
y las ondas despeñadas 
niegan paso á sus deseos. 
Arrostra el nuevo peligro: 
y el bridón, cansado y yerto, 
obedece, aunque temblando, 
de la espuela el duro hierro. 
No el agua profunda ofrece 
alli el peligro mas cierto: 
sino el ímpetu que arrastra 
con ella chozas y aperos. 
Los riscos de la montaña 
arranca de sus cimientos, 
y los árboles mas firmes
se lleva el torrente fiero. 
Entre las ramas de un tronco 
se anuda el caballo, á tiempo 
que la avenida furiosa 
le acomete ya indefenso. 
De la cañada profunda 
cae derribado en el centro, 
y el remolino sumerge 
á caballo y caballero… 
Rompe á deshora la luna 
con sus tímidos destellos 
el negro manto estendido 
por las bóvedas del cielo. 
La tempestad cesa: templa 
su silvo el Ábrego horrendo, 
y del agua embravecida 
enmudece el ronco estruendo. 
La amante, que no dormía
afligida del recelo, 
temiendo al amor y á Carlos, 
que nunca temer supieron; 
desciende con sus criados 
del Alba al rayo primero 
al margen, présaga el alma, 
como fiel, del caso acerbo. 
Las ondas ya retiradas 
dejaban la Rambla en seco, 
y entre sus quiebras yacían 
Carlos y el caballo muertos.
Julia le v é y le conoce: 
destroza su amante seno 
el ay del dolor, y cae 
amortecida en el suelo.

III 
Yace el joven infelice 
de su esposa en el estrado; 
ella sin sentido, y toda 
la quinta en acerbo llanto. 
Sube el gemido á los cielos, 
al ver que un momento infausto
tan preciosas esperanzas 
de amor y gloria ha robado. 
Cuando al féretro funesto 
se acerca con pies turbados 
la triste madre, el quejido
espira en todos los labios. 
Enmudece la familia, 
y su afliccion respetando, 
ni á consolarla se atreven, 
ni aun á detener sus pasos. 
Ella inmóvil se alimenta 
del espectáculo amargo: 
clava la vista en su hijo, 
levanta al cielo las manos. 
Algunas lágrimas corren 
por su semblante angustiado:
del dolor que va á exhalarse,
un suspiro fue presagio. 
Mas súbito el rostro brilla 
de ardor purpúreo bañado, 
y como celeste lumbre 
sus tiernos ojos lanzaron. 
No es ya una madre, que mira 
cadáver al hijo amado: 
que en sus facciones se anuncia 
un sentimiento mas alto. 
En ellas , aunque abatidas 
por el tormento y los años, 
de un pensamiento sublime 
se pinta el júbilo santo. 
Asi en tarde tempestosa 
rompe á deshora el nublado, 
y entre pálidos celages 
aparece el sol de ocaso. 
Todos la observan confusos 
creyendo el pesar templado, 
lloran: sus ojos, ya enjutos, 
las lágrimas renunciaron. 
En su interior se recoge: 
ora; y el camino hallado 
á la voz, mirando al cielo 
y después al hijo caro: 
Dice: «no sufra otra madre 
de mi horfandad el quebranto, 
ni infausto el Mijares sea
á otro joven malogrado. 
Tú, Dios, que ves mi tormento, 
tú, que puedes consolarlo, 
dame fuerzas con que cumpla 
el bien que me has inspirado.» 
Con rostro apacible á Julia, 
ya vuelta de su desmayo, 
consuela; y de ella y sus padres 
se despide sollozando. 
Vuelve á su casa; el cadáver 
llevan los tristes criados; 
y solícita prepara 
los funerales de Carlos.

IV
A Villareal concurre 
la nobleza valenciana, 
y con lágrimas sinceras 
los lutos y arneses bañan. 
Luchando contra la muerte 
del siglo la pompa vana, 
el espectro de sus glorias 
lleva hasta la tumba infausta. 
Mas allí entre densas sombras, 
su mentido brillo apaga, 
indudable testimonio 
dando al hombre de su nada. 
Mas noble tributo ofrecen
enternecidas las al mas, 
cuando al joven malogrado 
tristes lamentos consagran. 
Llora la esposa afligida: 
quéjase de ser la causa 
de tanto mal, y quisiera 
no haber sido tan amada. 
Lloran amigos y deudos: 
sus compañeros de armas 
de los pechos varoniles 
ardientes gemidos lanzan. 
Y allá en solitaria choza 
la indigencia, consolada 
por él, al cielo dirige 
sus eficaces plegarias. 
Con ellas unida suena 
la voz de la fé sagrada 
y «dicha eterna á los justos 
que en el Señor mueren» clama. 
Mas el dolor de su madre 
ni se pierde entre palabras, 
ni en suspiros se evapora 
ni en lágrimas se desata. 
Serena, impasible, atiende 
á honrar los que la acompañan, 
y sus pésames recibe 
con tristeza mesurada. 
Terminado el triste duelo, 
al que inmediato heredaba
el blasón de las Centellas7, 
los bienes cede y la casa: 
y reducida á los suyos, 
humilde mansión se labra 
entre el templo de Quiteria, 
no menos pobre, y la Rambla. 
De alarifes y de obreros 
se vieron luego pobladas 
ambas orillas del rio 
y del torrente las gabias 
Y en breve sobre el Mijares 
hermoso puente sé alza, 
y otro mas fuerte y erguido 
sobre el triste arroyo pasa. 
Al primero, de Quiteria8,
patrona del pago, llama: 
y Puente de la viuda 
al que consuela sus ansias. 
Su casita templo era 
de beneficencia santa, 
donde al pobre y peregrino
socorro y albergue daba. 
A la tumba de su hijo 
y al cauce infausto cercana, 
recuerdos tan dolorosos 
la caridad mitigaba. 
Muchos siglos con seguro9 
pie por los puentes pasara 
el caminante, burlando 
del fiero uracan la saña. 
Mas del tiempo carcomidas10 
ambas fábricas al agua 
cayeron: solo vestigios 
se conservan entre zarzas. 
¿Qué hay reservado al inmenso 
poder de la edad tirana, 
si á defender sus preciosas 
obras la virtud no basta? 
Mas ella entre las ruinas 
venerables sobrenada, 
y de emociones celestes 
al pasagero embriaga.
¡O fuerte mujer! ni el hombre 
para tí construye estatuas, 
que á los tiranos del mundo 
infame el temor levanta: 
Ni tu nombre en sus anales 
conserva la historia ingrata, 
que á los ilustres malvados 
sus tristes pinceles guarda. 
Mas ¿qué importa si en el cielo 
ciñes la eterna guirnalda, 
que el agua, dada al sediento 
en humilde barro, alcanza?

En Biografía del Sr. D. Alberto Lista y Aragón (…) — Madrid: Librería de José Cuesta, 1848, pp. 183-197

BNE. Biblioteca Digital Hispánica


1 El argumento de estos romances se funda en una tradición popular del reino de Valencia, que tiene todos los visos de ser verdadero su origen. La tradición está tan arraigada en el país, que al pasar por Villareal, hubo quien me indicase como construido por la Viuda, el hermoso puente del Mijares, de trece arcos, hecho en el reinado de Carlos III, siendo ministro el conde de Floridablanca, en la penúltima decena del siglo XVIII, por el arquitecto D. Bartolomé Ribelles, siendo comisionado para la obra el marques de Valeras.

2 Miraflores, casa de campo, que finge el poeta situada al otro lado del Mijares y de la Rambla, con respecto á Villareal; y que se supone era la habitación de Julia, prometida esposa de Carlos, y de sus padres.

3 Mijares, rio del reino de Valencia, que pasando por entre Villareal y Almazora, desemboca en el Mediterráneo.

La Rambla: cauce de un arroyo casi seco, pero que en los temporales de agua viene muy furioso, y mas crecido que el Mijares, especialmente si proceden las lluvias de las partos de Aragón y del Maestrazgo de Montesa. Corre por la parte del Noroeste, y desemboca en el rio casi enfrente de Villareal. De tiempo inmemorial tiene el nombre de Rambla de la Viuda.

5 Villareal. población hermosa del reino do Valencia, situada á la derecha del Mijares, donde se supone que tenian su casa la Viuda y su hijo.

6 La ermita de Santa Quiteria está colocada á la orilla izquierda del Mijares, muy cercana á él, un poco mas al norte que la embocadura de la Rambla. Esta ermita es do la jurisdicción de Almazora, cuyo ayuntamiento es patrono de ella.

7 El poeta ha podido atribuir el hecho á esta familia ilustre, sin temor de que se quejen los que hoy llevan tan noble apellido.

8 En efecto, el puente antiguo del Mijares, de un solo arco, se llamó puente de Santa Quiteria; y no conociéndose quien lo fundó, ha podido el poeta atribuir su construcción a la Viuda. El de la Rambla, llamado puente de la Viuda, es el que realmente le atribuye la tradición.

9 El camino de Barcelona á Valencia, pasaba antes por los puentes de Santa Quiteria y de la Viuda.

10 Destruidos los dos puentes, era grande el peligro y continuas las desgracias de los viajantes cuando ocurrían avenidas en la Rambla; por lo cual no solo se construyó en tiempo de Carlos III el nuevo puente del Mijares, situado mas abajo do la embocadura de la Rambla, sino lambien un nuevo camino que pasa por Villareal y por dicho puente á Castellón de la Plana.


  • Lo poema de Vila-real, de Lluís Cebrián Ibor. Poeta i arxiver de la Diputació de València, le dedicó este conjunto de poemas “Al savi Croniste [sic] D. Benito Traver”.
En la catifa que lluis la Plana,
resta d’En Jaume lo recort triunfal :
es la ciutat heroica i valenciana
junt al Millars naixcuda subirana
que’s diu Vila-real.
Jardí de les Hespérides florides
han dit a son terreny, qu’ens pren lo cor,
i sembla un paradís aon saborides
fruites, i flors en faires esquisides,
fan escriure son nom ab lletres d’or.

A son voltant la terra se dilata
creuda per les cequies i els camins;
son ses venes de sanc, bells rius de plata,
per el que van les fruites que arrebata
lo comerciant, duentles mar a dins.
Lo sentiment de patria, cada dia
esclata en los seus fills com gaia flor,
i quan la vila viu sa poesia,
al gojar en ses festes l’alegria,
qui d’ella es expatriat, de pena’s mor.

Qui un jorn la va fruir en sa bellesa,
delire per tornarla a contemplar.
Mon ánima sa image porta impresa,
i una flama en lo cor, d’amor encesa,
batega com les ales al volar. 
	__________

Sembla n aucell lo meu esperit,
que vola i vola i fantasia;
puix troba’l goig més esquisit
quan se lliberta i ensomnía.
Passant per sobre la faloria
de nostra época ignorant,
repasa’l llibre de la Historia,
ara rient, ara plorant.
De les entranyes de la térra
surten adolls les efemérides:
arbres de pau, arbres de guerra
del bell jardí de les Hespérides.
En la verger de son passat
badaren flors de gentilesa,
que sabiament s’han cicellat
en los annals de la saviesa
que porta escrits la Humanitat
¿Qui fores tú, vila gloriosa?
¿Vares coneixer a l’iber,
o eres la fruita saborosa
que va donar un fort guerrer?
Obri tes ales fantasía,
romía i canta trovador…
puix, ¿qué li fa ignorar lo día
en que forjaren lo tresor?
Mai les volades de la pensa
te dará’l premi que l’escau
desde que fores en defensa
de les hosts braves del rei brau.
Desde llavores, les victories,
per honra i gloria del Sant Deu,
varen restar en les histories
miraculoses de la Creu.
	_________

Cercant lo Regne de major bellesa,
lo Rei magnific que admirá la terra,
per redimir als homs plens de vilesa,
feu resonar lo crit i corns de guérra
d’amor l’ánima encesa.
I en la catifa que lluix la Plana, 
posá’l REi Jaumeson penó triunfal:
esta vila gloriosa i valenciana
junt al Millars va naixer subirana
per ser Vila-real.
Per dar ses fruites i lo bon remei
creixqué la vila que naixqué en la guerra,
com se nudrixen els plantóns de llei:
escampillans ses arreals per terra
a pesar de l’hervei
	

Al nen En Pere – la mare besa,
i quan li canta- patries cansóns,
li ofrena tota – sa realesa.
Lo Rei En Pere, - dins sa Infantesa,
así trenava – ses ilusións
de realesa.
Una veu dolça – canta que canta;
es la veu dolça – més que la mel,
de Isabel, nena – que’es una santa:
Divines troves – canta la Infanta,
divines troves – mirant al cel,
canta la santa.
_________

La pavorosa veu de les batalles
ha sonat en la Vila dels Infants ;
de segle a segle es menarán rondalles
per a dir als humans,
cóm es la lluita fera entre germans.
Rebrama el caragol desde la torre,
lo gonfaler despenja lo penó
i tot guerraire a la batalla corre,
perque ha estallat la guerra de la Unió.
Un altre jorn sortí la rebeldía,
per castigar la brófega noblesa,
la forta brega els homens dividía, 
i nostra patria en sa dissort ofesa,
per tot arreu cridava: - ¡Germanía!
Ouint la Vila corajosa y forta
lo ritme bélic de fraterna veu,
va obrir son cor i la ferrisa porta,
per desanguarse i redimir, com Deu:
¡com lo Sant Martre va trobar sa creu!
	_________

I sempre que la patria – crudels dolors patía,
son ser i sa potencia – desfente la mala sort,
de Vila-Real la colla – valenta al camp aixia,
burlant-se de la mort.
Del Rei que’ls furs gloriosos – tiránic trepijava,
sabé burlarse ferma – lluitant plena de fe;
i el extranjer que a Iberia – volia vore esclava,
son pont el detingué.
¡Oh, pont sagrat que veres – a un poble com tú altiu:
sos homens be que’t feren – de sanc un novell riu!

Com al cel miraven
moríen arreu…
dins del cor portaven 
la Mare de Deu.
	_________

Llunt del pervers i sa falacia,
junt a la cova d’un pastor,
lliure de vana aristocracia,
era la Verge de l’Amor:
Mare de Deu plena de Gracia.
¡Salve, Regina, que han tingut
l’adoració de Sant Pasqual!
¡Vos sou la llum de l’ideal,
i en vostra fe trova l’escut
de protecció, Vila-Real!
	_________

¡Oh, bell engís, ciutat hermosa
plena de gestes eternals,
aon nostra llengua cadenciosa
zona com bells himnes triunfals
de nostra patria gloriosa!
¡Deixa al poeta que’t contemple
I que te pose com eixemple
de patriotisme i de fervor,
qu’eres jaganta i rese temple
de nostra Patria, Fe i Amor!

En Almanaque de Las Provincias. Diario de Valencia (1928) – pp. 225-228

Biblioteca Valenciana Digital

Panorámica de Vila-real en 1868 desde la calle Ermita (?) (UJI. Repositori)

Costumbristas y curiosidades

  • Un día de campo, de Amalia Fenollosa. Escrito a los 19 años, es una pequeña muestra de la fama que ya entonces tenía esta escritora, quien llegaría a convertirse en una de las más importantes voces femeninas de la Renaixença.
Era la hermosa mañana
del día cinco de abril,
cuando tiñe de oro y grana 
la fresca aurora el pensil;
cuando tras la larga abstinencia
comen cordero pascual,
los que sufren la influencia 
del código cuaresmal:
cuando convida natura
a las goces del amor,
y los prados de verdura
se llenan de aroma y flor:
cuando dejan las ciudades
los que en rústico solaz,
buscan gratas variedades
sin mentira ni disfraz:
y cuando mudando todos
de costumbre y de vivir,
quieren de diversos modos
entretenerse y reír.
Siguiendo tan fiel costumbre
dejé a Castellón leál,
para ir sin pesadumbre
al alegre Villareal,
y esperada de sus hijos
cual de sus hijas al par,
libres de males prolijos 
fuimos al campo á gozar.
En magnífica alquería
reunidos con placer,
juegos mil en aquel día
se miraron proponer,
y en paseos y carreras
de las risas al compás,
pasamos horas enteras
sin fastidiarnos jamás.
Nuestra campestre comida
amenizaron después,
jóvenes que Edeta anida
dignos de vivo interés,
y entre bulliciosos gritos
y regalos de amistad,

entre obsequios infinitos
de una adolescente edad,
tiroteos de confites,
descargas de almendra y pan,
debidas á los envites
de un juez, de broma imán,
pasó el banquete y movieron
otros juegos sin parar,
que contentos nos tuvieron
con dar vueltas y brincar.
Los de prendas sosegaron
la algazara y conmoción,
hacer versos me mandaron
de mi lira al ronco son.
Y una octava de improviso
desaliñada cual yo,
por tan bello paraíso
rudamente resonó.
En tanto la brisa pura 
suspiraba en rededor,
sus gorjeos con ternura
ensayaba el ruiseñor,
deslizábase entre flores 
el sonoro arroyo azul,
daba el sol sus resplandores
tras leve nube de tul.
El héspero delicioso
pudo luego aparecer,
la noche su manto umbroso
empezó al punto a estender,
sus perfumes delicados 
nos prodigaba el jazmin,
de los montes elevados
bajó la sombra al jardín,
y por grupos divididos
en revuelta confusión,
de oscuridad circuidos
partimos sin dilación.
Allá una linda doncella
escuchaba á un militar,
mas apartada otra bella
sonreía sin cesar.
Un amartelado amante
cabalgaba con su amor,
soñando con fe constante 
en otro tiempo mejor,
una franca carcajada
resonaba junto á mí,
un suspiro, una mirada
cambiábanse por allí.
Y hecha activa espectadora
de cuanto refiero hoy,
con mi dicha encantadora
me olvidé de lo que soy.
Al volver á mi morada,
por favor me suplicó,
que tan alegre jornada
pintara en mi canto yo,
un amable valenciano
de quien amiga quedé,
para probarle (no en vano)
que buena amiga seré.
Cumpliendo mi fiel promesa
mando al Fenix sin tardar
un canto que si algo espresa
poco podrá interesar,
y doy con tierna alegría
las gracias por su bondad
a la grata compañía
que elogió mi nulidad.
Un recuerdo venturoso
en mi pecho queda ya
de Villareal hermoso
que jamás se borrará,
y este recuerdo, nacido
de la mas pura efusión,
yacerá siempre escondido
en mi amante corazón.

En El Fénix (1/8/1847), pp. 4-5

Amalia Fenollosa (Valencia Plaza)

BNE. Biblioteca Digital Hispánica


  • Iba don José Conesa, de Daniel Ortiz Sánchez (“Doys”). Fiel a ese estilo satírico que tantos problemas y “accidentes” le causó, Doys critica el carlismo del Vila-real de finales del XIX, con mención especial a aquel linchamiento frustrado contra Blasco Ibáñez del que ya hablamos en Dossiers vila-realencs.
Daniel Ortiz Sánchez, Doys, por Ramón Casas (Wikipedia)
Iba don José Conesa
(¡con esa! ¿con quién seria?)
por Castellón muy de priesa
atareado el otro día,
cuando le salieron tres
personas muy desalmadas
y revés tras de revés
le hincharon á bofetadas.
Conesa se enfurismó,
y con mano diligente
los sopapos devolvió
á aquella tremenda gente.
Que al fin resultaron ser,
como era muy natural
por lo que se deja ver,
tres careas de Villarreal.
Un pueblo de cetrería
que á la decencia da un asco, 
donde matar se quería
ha tiempo al amigo Blasco.
Su instinto de depravados
veremos si desde hoy cesa, 
pues no salen bien librados
ni con ese... ni Conesa.

En La Publicidad. Ed. Noche (27/10/1899), pg. 1

Arca


  • El maset, de J.B. Rubert Candau, Fr. Bernardino. Todo su libro Poemes de la plana está dedicado a Vila-real. Nosotros rescatamos tan solo estos sextetos de sonatina por lo original de su tema. Para consultar todo el volumen, ver enlace al final del poema.
Enlairat per les flaires subtils i primoroses
del jardí, que destria ses llaus meravelloses,
i admirant les planures de l'hort, que no és guaret,
i del fruiterar magic la delitosa arbreda,
que entre raïms de fruita, encisada es queda,
s'albira i se contempla mon encantat maset.
Aixina l'anomenen, en senyal de tendrura,
com niu de guspiretes i bressol de dolçura,
prodigant-li agamboles i donant-li dolç bes;
No té res que se'l puga qualificar-lo aixina;
i en lloc de maset deuen, amb veu melosa i fina,
xalet anomenar-lo, d'encants i amors tot pres.
Davant de sumptuosa i de molt ampla plaça,
que té acàcies i kaquis plantats, es veu la traça
del formós. edifici que guarda els meus amors.
Un art selecte i classic, dins de l'arquitectura,
ha cercat en ses formes la gràcia i formosura
i juntant joies fines l'ha fet niu de dolçors.
Res xicotet ostenta. Tot és gran i magnífic.
La llum donant-li besos el fa esplendent i aurífic,
reblint-lo d'hermosures, com primorós joiell.
I el sol l'albira sempre, no sols quan ix l'albada
I quan en llums daurades fulgix la migdiada,
sinó quan mor, donant-li de sa llum el ramell.
Llavors, brollant de joies i guspires enceses,
sobreixen les figures de l'art, que d'encants preses,
agracien sa façana, retable valuós,
on brilla el gust artístic de bella galeria
i amb els tres cossos màgics de llums i simetria
canvia el bell edifici en palau sumptuós.
Quan s'obrin les ventalles de sa porta encisera,
l'entrada se contempla, graciosa i falaguera,
ornant-la un hall magnífic de primors i d'encant.
L'arc de mig punt enllaça la construcció rumbosa
i a la una i altra banda se albira gràcia hermosa
i el pis, de mosaics pulcres, rica alfombra formant.
Com símbol d'altivesa es veu l'escalinata
que amb els seus graons porta joiosa, regia i grata,
on de llums i paisatges, clara visió se veu:
superba galeria mostrant son cap per fora
i altra per dins que enjoia, per sis balcons, l'aurora,
donen en la part alta molta fresca i conreu.
En una i altra banda, baix, com en la part alta,
el confort necessari, modern, complet, no falta;
i els dormidors amplíssims estan radiants de llums.
I per a copsar joies de l'horta riallera
que a l'ensems canta i plora, trenant llau encisera,
tinc en ell l'escritori, ple d'encants i perfums.
Juntet del niu on canta ma pluma rovellada
que grava amors i penes de joia enamorada
amb gemecs i somrises damunt del blanc paper,
plena d'unció divina tinc també la capella,
oratori minúscul, de gracia i meravella,
on tots els jorns aixeque de l'hóstia el Bon Déu ver.
Tot junt en una peça ho tinc: un escriptori;
niuet d'encants i joies; el místic oratori;
i el llit humil i pobre, com frare fraciscà;
la llum joiosa i plena; el cant de l'au que canta;
de la font crital·lina la veu plorosa i santa;
el jardí, les verdures i la fruita ensucrà.
Però més que per tindre dins d'ell joia i dolçures,
és perque ell me desperta vells records i hermosures
d'edats plenes d'encisos, que jamai tornaran;
quan l'amor fort glatia, forjant dolces rialles,
i tota la família, junyida amb forces malles,
gojava d'amor plena. Oh escenes!... On estan? ...
Quantes nits misterioses de somrises de lluna
albirant les carícies de sa llum dolçá i bruna,
presidits per mon pare destrenavem brusents
del rosari puríssim les florides cadenes,
i en les nits estiuenques, de flairors i encants plenes,
la corona formavem dels meus pares creients.
I en els jorns de les festes, desbordants de rialles,
al conjur de la fresca que l'estiu amb ses malles
delitós ens donava, destrenant cants sincers,
els netets i llurs pares, endolcits amb dolçures,
disfressats, i amb corrandes, de mil gests i hermosures,
nostres cors alegràvem, molt jolius i encisers.
Res d'això vui s.'albira baix la comba serena
de la nit estrelada que l'estiu de llums plena
ens forçava a sentar-nos, fora al niu del maset,
i davall la coberta de la gran galeria
que els caps nostres altívols, suorosos, cobria,
entonavem cantúries amb el cor satisfet.
Vui també se celebra la diada gloriosa
dels masets que s'enjoien amb dolçura joiosa,
i per horts i dreceres es veu la processó.
I dins de l'Oratori de nostra hermosa finca
se fa el sermó i la missa, i el goig renaix i brinca
en tots els cors dels jóvens, que bressen sa il·lusió.
I pel jardí passeja, com abans, la figura
de Sant Roc, que sa imatge, fulgurant hermosura,
als masets els prodiga l'alegria i content;
mes sa típica festa de dol~aina i poesia
per nosaltres no vessa vius fulgors i ambrosia,
puix el dol ens amarga, taladrant i dolent.
El qui enmig la família, desbordant de tendrura,
junt als fills i l'esposa, i els netets, joia pura,
destrenava amb somrises ses contalles d'amors,
vui no es veu; i puríssim va aixecar sa volada
a la comba atzurada, de brills màgics voltada,
en els cors arrancant-nos els encants i. dolors.
I en son vol fulgidíssim, entre planys i amargures,
s'emportà a aquelles terres de fulgors i hermosures
un fill seu, ple de vida, d'il·lusions i d'anhels.
Vui sa esposa i filletes alegries no suren,
i en aquestes diades de dolçors no murmuren
les cançons delitoses de la ditxa i les mels.
Vui resem baix la comba de la nit estrelada;
vui cantem les cantúries de la llum platejada
que la lluna destria, somrienta d'anhel;
pero sempre nos manca la graciosa figura
del germà  del bon pare, que en les nits d'hermosura
de l'estiu contemplavem la blavor del blau cel.
El maset ens recorda una mare velleta,
els seus fills i sa filla, cuidadosa i discreta,
que vivim plens de vida enyorant temps passats;
les escenes joioses de família cristiana,
que gojant a la fresca de la pau sobirana
de l'estiu, retraiem els records mig borrats.
I en retraure les dates de glorioses victories
i en trenar les corrandes, les llegendes i històries
dels vellets avis nostres que lluitaren valents,
el maset pren coratge, se cobrix de noblesa,
ses parets fort retronen i amb l'ànima presa
al germa i al bon pare contemplem sonrients.
El maset pinta amb flames de radioses llegendes
l'amorosa infantesa, quan trincant per les sendes,
entre els arbres cercavem dels ocells els seus nius;
i aquells jocs, plens de gràcia, de corrandes joioses,
d'innocent picardia, de joguines nombroses,
en que ocults entre els arbres tots eixíem jolius.
El maset canta els resos d'oracions argentines
de les hores tranquiles, melodioses i fines
d'innocència enyorada, que amb somrises fugí;
amb pinzell suavíssim, de trendrors i blancures,
fa brollar les imatges i les vives figures
de l'edat més florida, de l'amor dolç i fi.
El maset ens dibuixa ple de joia i somrises
els records de la vida que en bressar-los les brises
espurnegen i canten amb ses llums i cançons.
Lo més dolç i puríssim que escriví nostra vida
i ses santes gaubances, en la rama florida
del maset, vui es troben desflorant emocions.
Ell és qui amb joia intensa, perlejant brills joiosos,
ens retrau fets planyívols tots rients i joiosos
de tendreses i penes, de somriures i dol.
Ell és qui vist de joia, de dolcern i gaubança
els camins de la vida, recoberts d'enyorança,
que senyalen l'eixida de l'amor, rient sol.
Ell és qui clou i guarda les més dolces poncelles
que en l'arbrat de la vida, primoroses i belles,
despuntaren rublertes de fins brills i flairor;
i en la cel·la tranquila de mansió benaurada
rebulliren joioses, en graciosa volada,
destrenant arnb suaus flaires els senders de l'amor.
Ell és qui dóna bàlsem a les roges ferides
que les punxes amargues d'il·lusions extingides,
en desfer-se enyorades, sols al cor deixen fel.
Ell és qui encén llumetes, entre ombres intenses
d'amargors que desgarren nostres joies immenses
i en la senda de penes fa florir bell anhel.

En Bernardí Mª Rubert Candau , Poemes de la Plana — Valencia, Imp. Vicent Cortell, 1949

UJI. Repositori.


  • Para Riquelme con devoción, de J. Sabina. Aficionado al fútbol y devoto del Atlético de Madrid, es fácil entender que Sabina empatizara con la mala suerte de Riquelme al fallar aquel penalti que, en 2006, hubiese dado al Villarreal su primera final europea.
Déjame compartir, Román, hermano,
lo que sufrí, lo que gocé contigo,
Villarreal seduce al buen villano
que tiene un Arsenal por enemigo.

Gulliver, Liliput, Goliat, fulano
de tal y pongo al Diego por testigo
del bendito penal, maldita mano
de un Lehman que levita, sumo y sigo.

Orgullo de los pibes, vente arriba,
ya sabes que los árbitros con IVA
no quieren los equipos españoles,

quiero decir dos payos catalanes
Castellón de la Plana tiene planes
para Riquelme, fábrica de goles.
Jens Lehman parando el penalti de Riquelme (Acefootball)

En Biblioteca del soneto, compilador Ramón García González

Biblioteca Virtual Miguel Cervantes

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